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jueves, 13 de diciembre de 2012

Casada con un hombre y conservando mi apellido.


Hace poco ví un video en el que mostraban diferentes modos de atender a pacientes dentro de la práctica médica, teniendo en cuenta la diversidad sexual.  Hoy tuve mi primera cita médica en Australia, para hacerme el chequeo anual. La médica sabía que estaba casada porque en el relato surgió que hacían casi cinco años que estaba en pareja y tres casada. Completando mis datos, luego, la pregunta fue si estaba casada con un hombre. Ahí fue cuando recordé el video y me pareció fantástico. A diferencia de Argentina, Australia no tiene matrimonio igualitario, no obstante ello mi experiencia de hoy me indica que no se da por sentado el carácter heterosexual del paciente o la paciente.

Nuestras alianzas, hechas con el oro fundido de
 las alianzas de mis padres quienes
estuvieron casados 49 años.
En Argentina, en general, las mujeres que se casaron en los años 50 del siglo pasado, como fue el caso de mi madre,  perdieron su apellido en el intercambio de alianzas. Así es que muchas pasaban a ser las señoras “de” con esa preposición que a mí en lo particular me genera malestar. Con el tiempo, en muchos casos el “de” desaparecía y al nombre de pila seguía el apellido del marido.  Esa costumbre fue desapareciendo, y aquellas que nacimos a partir de fines de la década del ´50 podríamos decir, que al casarnos conservamos nuestros apellidos. A mí me resulta extraño explicar éso, es como decir que antes de casarme me llamaba Betty y luego de casarme seguí llamándome Betty y no pasé a llamarme Julia. Pues, acá en Australia, país/continente novísimo, nada conservador diríamos, se sigue conservando la costumbre de pérdida de apellido. Muchas mujeres pasan a adoptar el apellido del marido, y por ende, a ser otra persona. Por ejemplo, el pasaporte está con el nombre de pila y el apellido del marido. Algunas conservan su apellido y le suman el del marido, separándolos con un guión. Eso, tiene otro color…aunque para que fuera totalmente igualitario, los hombres deberían hacer lo mismo.

Al abrir cuentas conjuntas en el banco, y en otros trámites que tiene que ver con los dos, la pregunta ha sido si mi apellido era el de Peter, y ahí es cuando él comenta que en Argentina las mujeres conservamos nuestro apellido.