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martes, 6 de noviembre de 2012

The Melbourne Cup, la carrera que para al país.


La copa de Melbourne puede ser para algunos una carrera de caballos, pero es mucho más que eso, es parte de la cultura de Australia, y como ellos la definen: la carrera que para al país. La primera se corrió en 1861  y se ha convertido en un ícono de la tradición australiana. La carrera es el 6 de noviembre pero desde principios de octubre se ven sombreros  para dama en los negocios. Los sombreros me recordaron a  los que vemos en las bodas reales, y como creo en la inmersión, me encantan los sombreros y “adornos” para el cabello, y Peter insistió, pues, me compré uno para lucir en mi primera Melbourne Cup. ¿Cómo definirlo? Pues, extraño podría ser, pero yo tampoco soy muy convencional…



Los restaurantes ofrecen almuerzos para ver la carrera - que dura unos pocos minutos-  pero que es todo un acontecimiento. Las apuestas se pueden hacer por internet  , y así hicimos las nuestras. Primera vez en mi vida que aposté en una carrera de caballos, pero la ocasión lo ameritaba.  Nosotros teníamos tres lugares para el almuerzo: el Sky Point  que tiene una vista hermosa, el Centro de Arte de Gold Coast o un crucerito. Optamos por el pequeño crucero ya que creímos que navegar le sumaría a la experiencia.

Cartera con mucha historia y kilómetros:
es italiana y la compré en la feria de Tristán Narvaja de Montevideo, Uruguay.

Esta mañana Peter compró el diario, para ver bien los colores de los jockeys. Hacía iba a ser más fácil reconocerlos, pero cuando llegó el momento, estaba yo más atenta a todo en su conjunto que a los jockeys. No habíamos apostado al que salió primero, pero obtuvimos un segundo y cuarto puesto que sirvieron para recuperar el dinero de las apuestas.



El detalle de la vestimenta fueron los sombreros, algunos muy originales y hechos para combinar con el vestido. Hubieron dos premios al azar, y ganamos uno de ellos, un viajecito en el Super Duck que es uno de los varios paseos anfibios que hay. No hemos hecho ninguno de ellos, así que fantástico. También hubo un premio a la pareja mejor vestida y al mejor vestido y sombrero. Ante mi decepción Peter me decía que no iban a darle dos premios a la misma persona, y que ya habíamos ganado los tickets para el SuperDuck. Sin dudas, con premio o sin premio, mi vestido fue el único pintado a mano por la querida Carmela, de Ay Carmela de la ciudad  de La Plata , la auténtica Ay Carmela, cabe aclarar.


Hubo baile también, y ahí comprobé que al igual que en Argentina, las mujeres somos de salir más rápidamente a bailar y sin prejuicio alguno.  Los varones son reticentes a moverse acompañando la música …como muchos de los coterráneos. Quizás los hombres brasileños podrían dictar seminarios, o los cubanos también que son de bailar y muy bien.

Ya es 6 de noviembre a la tardecita, y acá estoy, contenta de haber experimentado mi primera Melbourne Cup Race, la carrera que para al país.