Hace poco ví un video en el que mostraban diferentes
modos de atender a pacientes dentro de la práctica médica, teniendo en cuenta
la diversidad sexual. Hoy tuve mi
primera cita médica en Australia, para hacerme el chequeo anual. La médica
sabía que estaba casada porque en el relato surgió que hacían casi cinco años
que estaba en pareja y tres casada. Completando mis datos, luego, la pregunta
fue si estaba casada con un hombre. Ahí fue cuando recordé el video y me pareció fantástico. A diferencia de Argentina, Australia no tiene
matrimonio igualitario, no obstante ello mi experiencia de hoy me indica que no
se da por sentado el carácter heterosexual del paciente o la paciente.
Nuestras alianzas, hechas con el oro fundido de las alianzas de mis padres quienes estuvieron casados 49 años. |
En Argentina, en general, las mujeres que se casaron en
los años 50 del siglo pasado, como fue el caso de mi madre, perdieron su apellido en el intercambio de
alianzas. Así es que muchas pasaban a ser las señoras “de” con esa preposición
que a mí en lo particular me genera malestar. Con el tiempo, en muchos casos
el “de” desaparecía y al nombre de pila seguía el apellido del marido. Esa costumbre fue desapareciendo, y aquellas
que nacimos a partir de fines de la década del ´50 podríamos decir, que al casarnos
conservamos nuestros apellidos. A mí me resulta extraño explicar éso, es como
decir que antes de casarme me llamaba Betty y luego de casarme seguí llamándome
Betty y no pasé a llamarme Julia. Pues, acá en Australia, país/continente
novísimo, nada conservador diríamos, se sigue conservando la costumbre de pérdida
de apellido. Muchas mujeres pasan a adoptar el apellido del marido, y por ende,
a ser otra persona. Por ejemplo, el pasaporte está con el nombre de pila y el
apellido del marido. Algunas conservan su apellido y le suman el del marido,
separándolos con un guión. Eso, tiene otro color…aunque para que fuera
totalmente igualitario, los hombres deberían hacer lo mismo.
Al abrir cuentas conjuntas en el banco, y en otros trámites que tiene que ver con los dos, la pregunta ha sido si mi apellido era el de Peter, y ahí es cuando
él comenta que en Argentina las mujeres conservamos nuestro apellido.
Es enriquecedor el relato que realizas sobre las diferentes costumbres culturales entre ambos países.
ResponderEliminarGracias, Rayen por comentar en el blog. Me alegra que te resulte interesante lo que comparto.
EliminarQue intersante Betty!!! Besos. Naty
ResponderEliminarGracias, Natalia! Vos y Rayen a la cabeza! Ji,ji.
EliminarBesos para ambas.
Mirá vos! Me resulta mucho más activo en cuanto a avance cultural, que los médicos no supongan la sexualidad del o de la paciente. Los médicos son producto de la educación universitaria y en Argentina no se los prepara para no discriminar o para no dar por supuestas algunas situaciones o condiciones. Falta mucha perspectiva de género en el ejercicio de la medicina. Me sorprende más ese avance que el tema del apellido que, tal vez, se asuma desde otro lugar, y no (en forma tan estricta) el de la sumisión de la mujer al hombre. Hay que ver qué otras libertades y conquistas se han ganado en Australia para que una costumbre tan "conserva" se siga manteniendo. Muy buena anécdota.
ResponderEliminarGracias D.U. por el comentario.
ResponderEliminarInvestigaré un poco para ver si comprendo mejor las razones por las que se conserva esa costumbre del apellido.
Coincido con vos acerca del avance cultural que implica que lxs médicxs no presupongan y le den al paciente o a la paciente, la oportunidad de decir.