La copa de Melbourne puede ser para algunos una carrera
de caballos, pero es mucho más que eso, es parte de la cultura de Australia, y
como ellos la definen: la carrera que para al país. La primera se corrió en
1861 y se ha convertido en un ícono de la tradición australiana. La carrera
es el 6 de noviembre pero desde principios de octubre se ven sombreros para dama en los negocios. Los
sombreros me recordaron a los que vemos
en las bodas reales, y como creo en la inmersión, me encantan los sombreros y
“adornos” para el cabello, y Peter insistió, pues, me compré uno para lucir en
mi primera Melbourne Cup. ¿Cómo definirlo? Pues, extraño podría ser, pero yo
tampoco soy muy convencional…
Los restaurantes ofrecen almuerzos para ver la carrera - que dura unos pocos minutos- pero que es todo un acontecimiento. Las apuestas
se pueden hacer por internet , y así hicimos las nuestras. Primera
vez en mi vida que aposté en una carrera de caballos, pero la ocasión lo
ameritaba. Nosotros teníamos tres
lugares para el almuerzo: el Sky Point que tiene una vista hermosa, el Centro de Arte de Gold Coast o un crucerito. Optamos por el pequeño crucero ya que creímos que navegar le sumaría a la experiencia.
Cartera con mucha historia y kilómetros: es italiana y la compré en la feria de Tristán Narvaja de Montevideo, Uruguay. |
Esta mañana Peter compró el diario, para ver bien los
colores de los jockeys. Hacía iba a ser más fácil reconocerlos, pero cuando
llegó el momento, estaba yo más atenta a todo en su conjunto que a los jockeys.
No habíamos apostado al que salió primero, pero obtuvimos un segundo y cuarto
puesto que sirvieron para recuperar el dinero de las apuestas.
El detalle de la vestimenta fueron los sombreros, algunos
muy originales y hechos para combinar con el vestido. Hubieron dos premios al
azar, y ganamos uno de ellos, un viajecito en el Super Duck que es uno de los varios paseos anfibios que hay. No hemos hecho ninguno de
ellos, así que fantástico. También hubo un premio a la pareja mejor vestida y
al mejor vestido y sombrero. Ante mi decepción Peter me decía que no iban a
darle dos premios a la misma persona, y que ya habíamos ganado los tickets para
el SuperDuck. Sin dudas, con premio o sin premio, mi vestido fue el único
pintado a mano por la querida Carmela, de Ay Carmela de la ciudad de La Plata , la auténtica Ay Carmela, cabe aclarar.
Hubo baile también, y ahí comprobé que al igual que en Argentina,
las mujeres somos de salir más rápidamente a bailar y sin prejuicio alguno. Los varones son reticentes a moverse
acompañando la música …como muchos de los coterráneos. Quizás los hombres
brasileños podrían dictar seminarios, o los cubanos también que son de bailar y
muy bien.
Ya es 6 de noviembre a la tardecita, y acá estoy,
contenta de haber experimentado mi primera Melbourne Cup Race, la carrera que
para al país.